Brindemos por el futuro.

En tiempos en que l@s obrer@s ven como el dinero parece multiplicarse para alguno pocos a la misma velocidad que su dignidad se desvalora. En tiempos en que los negadores de la lucha de clases callan mientras observan como "papa" Estado ayuda a los estafadores y vagos inyectando dinero proveniente de la clase proletaria. En tiempos en que los beneficios se privatizan, y las pérdidas se sociabilizan. Yo brindo:

Brindo por todas aquellas personas que como esos jóvenes griegos, nos demuestran día a día que el Estado Burgués no es tan fuerte como parece o quiere aparentar.


Brindo por aquellos que, como ese periodista irakí, no se contenta con ver como los verdaderos criminales de guerra no son ahorcados. Y se niegan a bajar los brazos, apostando la vida para tener futuro.


Brindo por las revoluciones Venezolana y Cubana que, a pesar de tener sus fallos, demuestran día a día al mundo entero que otro mundo no solo es posible, sino necesario.


Brindo por todos los movimientos que desde una perspectiva marxista, defienden la eliminación de la propiedad privada de los medios de producción, lo que es en definitiva la liberación del proletariado mundial.


Os dejo mi particular regalo navideño, un poema del infinito Bertolt Brecht. Un poema pensado para las generaciones futuras, para aquellas que verán este sistema actual como algo lejano y primitivo. Salud a todos. Hasta la Victoria Siempre...y feliz vuelta al sol....sed buenos.

A los hombres futuros (Bertolt Brecht)

Vosotros, que surgiréis del marasmo en el que nosotros nos hemos hundido, cuando habléis de vuestras debilidades, pensad también en los tiempos sombríos de los que os habéis escapado. Cambiábamos de país como de zapatos a través de las guerras de clases, y nos desesperábamos donde sólo había injusticia y nadie se alzaba contra ella. Y sin embargo, sabíamos que también el odio contra la bajeza desfigura la cara. También la ira contra la injusticia pone ronca la voz. Desgraciadamente, nosotros, que queríamos preparar el camino para la amabilidad no pudimos ser amables. Pero vosotros, cuando lleguen los tiempos en que el hombre sea amigo del hombre, pensad en nosotros con indulgencia.